Suelo hablar con la música, porque soy violinista. Pero últimamente siento una necesidad imperiosa de usar también las palabras. Escribir mis propios cuentos musicales me reveló otra forma de llegar al mismo lugar que busco con el violín. No pretendo más que compartir mi realidad.
La Jornada Multidisciplinar sobre Salud en Músicos Sinfónicos, AMPOS (Asociación de los Músicos Profesionales de las Orquestas Sinfónicas), junto a AMPAE (Asociación Multidisciplinar para las Artes Escénicas), y celebrada en Barcelona los días 21 y 22 de junio de 2025, marcó un punto de inflexión. Su programa abordó de forma integral la salud física, mental y social del músico orquestal.
Las sesiones trataron temas esenciales —a menudo pasados por alto— como el cuidado del aparato vocal y mandibular, la respiración, la gestión emocional, el suelo pélvico, el descanso y la nutrición. Abraham Montaño, Carles Expósito, Carolina Cadevall, Ana Ibáñez, Ana Velázquez y Anna Cester ofrecieron herramientas prácticas que conectaron salud, rendimiento y bienestar de forma directa. Especialmente valiosa fue la intervención de Guillermo Dalia cuya labor en psicología del músico llevo años siguiendo. Sus charlas no solo informan: remueven, provocan, invitan a revisar hábitos, miedos y formas de estar. Son espejos.
Y entre todas esas voces, la de Peter Garden —Director Ejecutivo de la Royal Liverpool Philharmonic Orchestra— dejó una huella especial. Peter no habló de abstractos. Habló de estructuras. De decisiones. De relaciones humanas. Y del cambio que emprendieron en su orquesta hace más de una década, cuando decidieron que cuidar de los músicos sería parte central de la estrategia artística. Lo cuenta con serenidad, sin grandilocuencia, como quien ha visto que otra forma de estar es posible.
Sentí que ese modelo que él ha contribuido a construir en Liverpool no podía quedarse solo en el recuerdo de una charla. Por eso, le pedí que nos contara brevemente en qué consiste su enfoque de trabajo y qué aprendizajes podría compartir con contextos como el español.
Según nos cuenta Peter, el programa que impulsó en la Royal Liverpool Philharmonic Orchestra en 2015 —el Wellbeing and Performance Programme (Programa de Bienestar y Desempeño Artístico)— es hoy un referente internacional. Nació con una visión clara: crear las condiciones necesarias para que los músicos puedan prosperar, tanto en lo artístico como en lo personal. Más que un conjunto de servicios, es una filosofía de cuidado y corresponsabilidad que atraviesa toda la organización.
El programa se basa en cuatro pilares: salud física y mental, desarrollo artístico, entorno laboral y trabajo en equipo. Incluye desde fisioterapia y yoga hasta coaching individual y espacios para repensar el liderazgo. Más del 75 % de la plantilla participa activamente. El ambiente ha mejorado, la confianza ha crecido, y muchos músicos lo resumen así:
Hace unos años, cada músico tuvo la opción de conversar individualmente con el director artístico sobre la calidad artística y la cultura interna. La mitad participó, y de ese proceso surgió un plan de nueve puntos que abordó repertorio, contrataciones, dinámicas internas y liderazgo. Fue un paso clave para trazar una hoja de ruta compartida y fortalecer la confianza entre músicos y dirección. Todo este enfoque —humano, estratégico, colectivo— parte de una convicción profunda: si cuidas a las personas, el arte florece.
O como diría Richard Branson, cuya frase Peter cita como guía:
Peter compartió que, justo tras su intervención en AMPOS, la Royal Liverpool Philharmonic dedicó tres días a sesiones intensivas de formación interna. Se abordaron tres áreas clave:
Peter subrayó lo valioso que resulta hablar de excelencia artística incluyendo a la orquesta como cuerpo colectivo, y no solo al repertorio, los directores o los solistas. Además, el proyecto ha sido evaluado externamente por la Dra. Liliana Araújo (McGill University), en línea con una visión que considera esencial revisar regularmente cualquier modelo para ajustarlo a las necesidades reales de las comunidades a las que sirve.
Esta mirada abierta y en constante evolución parece alejarse de la lógica que predomina habitualmente en la gestión orquestal en España. Sin ánimo de generalizar, lo habitual es que las decisiones clave recaigan en una dirección artística asumida por el propio director titular, junto a una dirección técnica que, salvo en las orquestas más grandes, suele estar concentrada en una sola persona. La figura del gestor, a menudo designada desde ámbitos políticos, no siempre guarda vínculos estrechos con el mundo musical. Esto da lugar a estructuras verticales, donde las decisiones se toman rara vez en equipo y el bienestar de los músicos difícilmente se contempla como parte esencial de la excelencia artística. Por eso le formulé la pregunta clave de esta entrevista:
Lo que iba a ser una entrevista breve, de esas que se resuelven en veinte minutos, acabó convirtiéndose en una conversación apasionante de más de una hora. A continuación, comparto una síntesis de lo que Peter Garden quiso transmitir, con todo el cuidado de mantener su voz y su mirada:
Peter invita a los gestores culturales a hacerse preguntas profundas sobre el propósito de sus orquestas: ¿por qué existen?, ¿a quién sirven ahora y a quién deberían servir en el futuro? Destaca que el potencial para evolucionar y responder a los desafíos actuales —como los cambios en los hábitos de consumo cultural y la competencia con otras formas de entretenimiento— está dentro de los propios músicos. Cree firmemente que ese potencial no siempre se aprovecha, y que es clave liberar la creatividad de todos los que forman parte de la organización. Subraya la importancia de adaptarse a los tiempos, de tener conversaciones honestas y de creer en la fuerza del trabajo colectivo.
Y concluye con convicción:
Gracias a este encuentro, muchas de esas reflexiones cobraron rostro y experiencia concreta. Desde los ejercicios prácticos de Ana Ibáñez o las claves de descanso explicadas por Ana Velázquez, cada voz sumó una perspectiva transformadora. Y en medio de todo ello, la mirada a largo plazo que aportó Peter Garden, al compartir el modelo de la Royal Liverpool Philharmonic, ofreció una inspiración estructural que fue más allá del plano individual. Conocer su enfoque fue, para muchos de nosotros, un estímulo para imaginar nuevas formas de estar en la orquesta.
Peter, si tuvieras que resumir tu filosofía en una sola palabra, ¿cuál sería?
Una frase como la suya no es solo una respuesta: es una invitación.
Ojalá sepamos escucharla.
Irina Grunia es violinista de la Real Filharmonía de Galicia
Copyright © 2022 · Diseño Estudio Iranzo
"*" indicates required fields
"*" indicates required fields
"*" indicates required fields
"*" indicates required fields